Ya desde la antigua Roma se abrieron distintos tipos de establecimientos. En cualquier camino, y en el interior de los pueblos, podían encontrarse posadas donde alojarse. Más tarde, llegado el siglo XII, se abren en Europa las comunicaciones con países más allá de sus fronteras y comienza una época de grandes viajes, como los de Marco Polo. Surgió así la necesidad, pues era una época violenta y revuelta, de legislar la hospitalidad y así se hizo: “Quienquiera que rehúse a un huésped recién llegado a un techo o un hogar pagará tres sueldos de multa…“ decía, la ley Burgundia. Durante la Edad Media, gracias a esta Ley, los viajeros podían tener la seguridad de que recibirían hospitalidad allá donde fueran. Así, cuando cada vez se fueron haciendo más frecuentes las peregrinaciones, tal y como ocurriría con el Camino de Santiago, empezaron a crearse hospederías, evitando que para conseguir alojamiento el peregrino tuviera que prostituirse. En Corbie, Francia, se