Próximos a Medinet Habu, en Luxor, se erigen los Colosos de Memnón, los únicos restos visibles del templo funerario de Amenhotep III. Tal como ordenó construir en vida, estas dos estatuas, de 18 metros de altura, presiden la entrada al monumento y representan al faraón en posición sedente, adorado como dios de la tierra. A ambos lados, le acompañan las representaciones de su madre Mutemuia y su esposa Tiyi. Ambas figuras fueron originalmente monolitos, hechas de una sola pieza de cuarcita roja, procedente de la cantera de Gebel el-Akhmar, cercana a El Cairo, a petición de su arquitecto, Amenhotep hijo de Hapu. El templo, que en su día fue el mayor y más espectacular de Egipto, fue un inmenso centro de culto. Sin embargo, estos Colosos son famosos desde la antigüedad, pero no a causa del faraón del Imperio Nuevo. Las estatuas fueron motivo de peregrinación por el mito que albergan, el del héroe troyano Memnón, hijo de la diosa Aurora, y que da nombre al monumento. Cuenta la ley