Pilar de Valderrama y Antonio Machado se conocieron bien avanzados los años 20 del siglo pasado. Exactamente en marzo de 1928, en el Hotel Comercio de Segovia, al que ella había acudido, según he leído en los paneles de una exposición sobre su figura que aún puede visitarse en la sede central del Instituto Cervantes, en Madrid, “para reponerse de un traumático episodio conyugal”. Ella era ya lectora ferviente del poeta, e hizo todo lo posible por acercarse a él, que residía en Segovia porque por entonces ocupaba la cátedra de francés del Instituto General y Técnico de la ciudad. El poeta era 14 años mayor que ella, y era viudo de su gran amor de vida y de poética, la soriana Leonor. Pese a las desavenencias, Pilar nunca se separó de su marido, con quien ya tenía tres hijos cuando conoció a Machado. La relación con Machado fue secreta, a escondidas. La reveló ella muchísimos años después, en 1981, cuando ya habían pasado 42 años de la muerte del poeta. Lo hizo en el libro póstumo t...