La figura de don Sebastián I de Avis, apodado el Deseado, (Lisboa 20 de enero de 1554 - Alcazarquivir, 4 de agosto de 1578) quizá sea una de las más míticas de la historia de Portugal, de tal manera que se dice que los "fados" son cantos de añoranza por el rey deseado.
Su madre fue la princesa Juana de Austria, hija de Carlos V y, por tanto, hermana de Felipe II; su padre, Juan de Avís, heredero del trono portugués, falleció antes de que él naciera.
La vida del príncipe, pues, no pudo comenzar con peor fortuna, sobre todo porque su madre, Juana, requerida por el Emperador, regresó a España el mismo año del nacimiento de su hijo (1554) para ocuparse de la regencia. Madre e hijo jamás volverían a verse...
La vida del príncipe, pues, no pudo comenzar con peor fortuna, sobre todo porque su madre, Juana, requerida por el Emperador, regresó a España el mismo año del nacimiento de su hijo (1554) para ocuparse de la regencia. Madre e hijo jamás volverían a verse...
Don Sebastián conoció una educación dirigida por dos bandos antagónicos: el de su abuela (la reina Catalina de Austria, hermana menor de Carlos V), con una política pro castellana, y el de su tío, el cardenal Enrique (hermano de su abuelo Juan III de Portugal), con una visión nacionalista portuguesa.
Don Sebastián asumió sus poderes como rey en 1568 y en 1573, con 19 años, realizó su primer viaje a África, un continente que calmaría su impulsividad y que se convertiría en un sueño: África abriría el alma ante su empuje, se rendiría a sus pies y su conquista mostraría al mundo su grandeza, se decía. Su locura caballeresca le condujo a organizar una una campaña de apoyo del depuesto sultan Muley Ahmed. A pesar de las indicaciones contrarias, don Sebastián acudió en defensa del sultán marroquí participando en la batalla de Alcazarquivir donde falleció con lo más granado de la nobleza portuguesa.
Corría el mes de Agosto de 1578 y el cuerpo del monarca nunca se encontró, posiblemente saqueadas sus ropas por los vencedores y descompuesto por las altas temperaturas y las alimañas. La desaparición motivó la creación de un mito alrededor del rey, surgiendo en diversas ocasiones personajes que se hacían pasar por don Sebastián, siendo una de las más curiosas la protagonizada por un pastelero de Madrigal.
La realidad de la pérdida de don Sebastián será la pronta ocupación del país portugués por las tropas de Felipe II dirigidas por el duque de Alba, iniciándose un periodo de 80 de unificación peninsular.
Pasaje de la historia de LRV
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