“Conócete a ti mismo”. Se dice que estas palabras estaban inscritas en la puerta del templo de Apolo en Delfos, lugar de culto en la antigua Grecia. A pesar de que se suelen atribuir al filósofo Sócrates (470 a.C. – 399 a.C.), su origen se remonta más allá del siglo VI a.C., siendo más veteranas que la historia misma de la filosofía.
La importancia de este aforismo atemporal radica en que orienta a los seres humanos a que exploremos nuestra realidad interior, donde se encuentra todo lo que necesitamos para poner fin a nuestro sufrimiento y alcanzar la plenitud que tanto anhelamos.
Sin embargo, este viaje hacia adentro no es fácil, pues nos confronta con nuestros miedos e inseguridades, es decir, con nuestra ignorancia e inconsciencia. Y lo cierto es que muchos prefieren seguir perdiéndose en su realidad exterior, tratando inútilmente de llenar el vacío que experimentan en sus entrañas. No en vano, la evasión y la narcotización no son sostenibles a largo plazo. Escapar de uno mismo es el problema, no la solución. Más que nada porque el vacío existencial no se llena, sino que se aprende a aceptarlo. Y esto sólo se consigue haciéndole frente a nuestra mente y a nuestros pensamientos. En eso consiste ser dueño de uno mismo.
Pronunciación: "Gnoti seautón"
Latin: "Nosce te ipsum"
Este post...es el 300!!! quien lo iba a pensar... por eso quería que esta frase tan significativa para mi tuviera un lugar predominante en el blog.
Comentarios