En el concejo asturiano de Cangas de Onís, una inscripción en una peña cuenta: "Un oso mato al rey fa d739."
Favila, hijo de Pelayo y Gaudiosa, reinó durante muy poco tiempo, exactamente dos años (737-739). Restauró junto a su mujer Froiliuba, la iglesia de la Santa Cruz. En esta iglesia fué depositada la cruz que llevo el rey Pelayo en la batalla de Covadonga ( se la bañó con laminas de oro y piedras preciosas por el rey Alfonso III, y se la depositó en la catedral de Oviedo dentro de la Cámara Santa)
Su muerte es relatada como una famosa leyenda que cuenta Fray Prudencio de Sandoval en Historia de los cinco obispos,(1639), la cual dice exactamente:
"Como el rey Favila fuese venido a esta vega, o cerca de Santa Cruz. Una gran cabalgada de moros que habían entrado a correr aquellas montañas teniendo sus tiendas en el campo cerca de la ermita que digo de Santa Cruz sin quitarse el saco de malla que traía con el pavés (escudo que cubre casi todo el cuerpo) en la mano y la espada en la cinta, quiso ir a montería. Su mujer la reina Froiliuba, dándole el corazón saltos con temor de algún mal suceso, porfiaba con el rey que se desarmase, que venia cansado de pelear y que dejase por aquel día la caza. Tirábale del faldón de la ropa pidiéndole con lágrimas y palabras de amor que se apease. El rey porfiaba en ir y tomando un azor en la mano se despidió de la reina; y ella con mucho sentimiento le abrazó y besó, quedando muy lastimada por los secretos anuncios que le daba el alma. El rey subió por un monte que está cerca de la vega, que se llama sobremonte al lugar de Helgueras, metióse en un vallecillo que hace ese monte y yendo sólo se topó con un oso; osada y atrevidamente, soltando el pájaro que llevaba echó mano de su espada y embrazó el pavés, cerró con el oso dándole una estocada por los pechos o hijadas, más no bastó en quitar al oso que no se abrazase con el rey, y le hiriese hasta matarle sin tener quien le ayudase. En el lugar donde los suyos le hallaron muerto está hoy una cruz."
Esto sucedió según cuenta la tradición en una aldea llamada Llueves.
De esta leyenda viene el dicho: "Espabila Favila que viene el oso"
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