Durante siglos, los marinos de todo el mundo han ido contándose, de generación en generación, una leyenda que ha llegado a ser tan famosa que incluso sirvió de inspiración al compositor Richard Wagner para crear su famosa ópera homónima, El Holandés Errante.
La historia asegura que este barco fantasma está condenado a vagar por los océanos de todo el mundo sin llegar nunca a tocar puerto.
Los primeros antecedentes de El Holandés Errante se remontan al año 1860, cuando un barco holandés, bajo el mando del capitán Hendrik Van der Decken, partió desde Amsterdam con dirección a las Indias Orientales holandesas. Al alcanzar el navío el Cabo de Buena Esperanza se desencadenó una terrible tormenta que duró semanas.
Van der Decken, cuyos pocos escrúpulos y mala reputación eran conocidos, comenzó a enfurecerse y a maldecir a Dios tras comprobar que sus esfuerzos por mantener el barco eran inútiles. Según la leyenda, el capitán holandés decidió en ese momento realizar un pacto con el diablo para salir indemne de todos aquellos desafíos que la naturaleza pusiese en su camino.
Al enterarse, Dios decidió condenarle a errar por los mares sin tocar tierra hasta el día del Juicio Final. Van der Decken y su barco no llegaron nunca a las Indias Orientales, y se cuenta que, desde entonces, cualquier buque que aviste al navío fantasma tendrá mala suerte.
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