Más largo, más ancho, más bajo, menos contaminante y más ligero que su antecesor, el nuevo Sportage se presenta con una gama más reducida de motores para adaptarse a la realidad del mercado. Cuatro propulsores, dos de diesel y dos de gasolina, que ofrecerán entre 115 y 167 caballos.
De su imagen más deportiva y más dinámica, tiene mucho que decir su frontal con una gran parrilla cóncava, cuyos extremos muestran unos faros "ojos de tigre", que tiran hacia arriba del frontal y ofrecen al vehículo un aspecto más aerodinámico, característica ésta que se refuerza con la inclinación angular del parabrisas que acaba suavemente, en su parte superior, donde empieza el perfil del techo (el coeficiente aerodinámico del coche se mejora de 0,40 a 0,37).
Los laterales, moldeados, protegiendo del aire a las ruedas, dan una imagen de robustez y donde las ventanas quedan empequeñecidas, al primar el aspecto deportivo sobre la visión panorámica de los ocupantes. Como contrapunto, en la parte trasera destacan unos potentes faros, que partiendo de un portón aparentemente pequeño, ocupan una buena parte de los flancos posteriores.
Kia es ahora un poco más Audi, y no lo digo sólo por haber fichado al diseñador del primer Audi TT, es que han adoptado la “filosofía del frontal” y a lo bestia. Dentro de poco los Kia se empezarán a confundir entre ellos, dado su tremendo parecido por delante, entiéndase de cara a los profanos.
Aparentemente es un coche de más presencia que el Sportage vigente, parece haber evolucionado para bien. A estas alturas no hay ningún dato oficial, pero una cosa está clara, los Sportage vigentes van a recibir una brutalidad de descuentos ante el final de su vida comercial. El resto lo conoceremos en breve.
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