La antigua y tradicionalista España del siglo XVIII se revolucionó cuando, en un contexto de hambre y privaciones, Carlos III llegó al país desde Nápoles, trayendo consigo a sus propios ministros, y entre estos, Leopoldo de Gregorio, Marqués de Esquilache. Su actuación como ministro de hacienda y sobre todo, el bando publicado sobre la limitación de capas anchas para la población civil, terminó enervando a los madrileños, que no estaban dispuestos a aceptar más imposiciones de los ministros extranjeros.
Después de algunas refriegas y un par de docenas de muertos, Carlos III tuvo que dar su brazo a torcer, retirar el bando de Esquilache y enviar a éste al exilio.
PASAJE DE LA HISTORIA DE JUAN ANTONIO CEBRIAN
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