Galicia Dixital es una exposición interactiva que nace con vocación temporal. Su duración sería de un año nada más, pero finalmente se ha prolongado mucho más y es uno de los lugares a los que ir en Santiago para pasar un rato muy entretenido con los pequeños de la casa.
Galicia Dixital está situado en la Plaza de Platerías, en un lateral del Seminario Mayor. La verdad es que es un poquito difícil de encontrar si uno no se fija mucho. Se accede por una puerta bastante pequeñita y como único distintivo un cartel de la exposición.
La exposición consta de varias salas y algunas de ellas han ido cambiando con el transcurso de los años. He ido varias veces y efectivamente este sábado he visto cosas que la última visita no estaban.
Las visitas se hacen en grupo con una azafata y tienen una duración aproximada de una hora. Hay que reservar antes de ir, porque si vamos justo a la hora puede ser que no haya sitio ya, pues los grupos son pequeños.
El recorrido empieza en un pequeño pasillo donde podemos hacer recorridos de 365 grados por diferentes paisajes del Camino de Santiago. Hay unas pantallas planas pequeñas colgadas del techo y que podemos coger y manejar a nuestro antojo, subir, bajar, girar... no pesan demasiado, así que los niños también pueden hacerlo solos.
Continuamos hasta una sala en la que una azafata a la que vemos en 3D gracias a unas gafas que nos dan, nos explica el objeto de esta exposición: acercar la tecnología a todo tipo de público. Aquí nos enseñan fibra óptica, que cambia de color y que podemos tocar a nuestro antojo, una fuente "virtual", que no moja, diversas pantallas táctiles en las que vamos conformando diferentes paisajes gallegos... y de aquí, atravesamos una puerta que nos lleva a una pequeña sala muy especial. Nos sentamos en unos asientos individuales, nos volvemos a colocar las gafas, se apaga la luz y empezamos a sentir viento en la cara. Se enciende la pantalla e iniciamos un paseo en montaña rusa por los tejados de la ciudad de Santiago, el interior de la Catedral, con final sorprendente...
La siguiente parada fue una pequeña explicación del botafumeiro, el enorme incensario que vuela en la catedral llenándola de un intenso aroma a incienso. Faltaba este aroma, pero estaban las cuerdas para mover el botafumeiro y en la pantalla, la reproducción de lo que sería este vuelo. Por turnos íbamos tirando rítmicamente de estas cuerdas y haciendo volar nuestro propio botafumeiro.
A continuación nos llevaron de carreras, sí, aunque suene extraño. Fuimos a un simulador con forma de carrilana, unos coches impulsados por uno mismo que suelen ser de madera y que en Galicia son muy populares. Dos personas en la parte trasera daban impulso moviendo con los pies dos ruedas de goma y la persona de delante tenía que ir guiando la carrilana. Eran tres y se organizó una carrera por las calles de la ciudad. También resultó muy entretenido.
La siguiente sala era un recorrido por Galicia a vista de pájaro, con fotografías, por lo que, a diferencia del Google Earth, se aprecia el relieve. La azafata nos hizo una demostración de vuelo por Santiago, y algunos de los presentes pidieron "viajar" a otras localidades de Galicia. Resulta interesante, aunque se hace un poco pesado porque el desplazamiento es bastante lento.
Tras el vuelo virtual, llegó el turno del fondo del mar. Otra vez volvimos a ponernos las gafas de 3D y nos introdujimos en un submarino para apreciar los mares gallegos, con su riqueza en fauna y flora, así como un colorido sorprendente para propios y extraños.
La visita finaliza, otra vez en 3D con un recorrido por las cuatro plazas que rodean a la catedral compostelana, con una pequeña explicación de la azafata y música de fondo. En un momento dado hay una tormenta... con sorpresa...
Galicia Dixital está situado en la Plaza de Platerías, en un lateral del Seminario Mayor. La verdad es que es un poquito difícil de encontrar si uno no se fija mucho. Se accede por una puerta bastante pequeñita y como único distintivo un cartel de la exposición.
La exposición consta de varias salas y algunas de ellas han ido cambiando con el transcurso de los años. He ido varias veces y efectivamente este sábado he visto cosas que la última visita no estaban.
Las visitas se hacen en grupo con una azafata y tienen una duración aproximada de una hora. Hay que reservar antes de ir, porque si vamos justo a la hora puede ser que no haya sitio ya, pues los grupos son pequeños.
El recorrido empieza en un pequeño pasillo donde podemos hacer recorridos de 365 grados por diferentes paisajes del Camino de Santiago. Hay unas pantallas planas pequeñas colgadas del techo y que podemos coger y manejar a nuestro antojo, subir, bajar, girar... no pesan demasiado, así que los niños también pueden hacerlo solos.
Continuamos hasta una sala en la que una azafata a la que vemos en 3D gracias a unas gafas que nos dan, nos explica el objeto de esta exposición: acercar la tecnología a todo tipo de público. Aquí nos enseñan fibra óptica, que cambia de color y que podemos tocar a nuestro antojo, una fuente "virtual", que no moja, diversas pantallas táctiles en las que vamos conformando diferentes paisajes gallegos... y de aquí, atravesamos una puerta que nos lleva a una pequeña sala muy especial. Nos sentamos en unos asientos individuales, nos volvemos a colocar las gafas, se apaga la luz y empezamos a sentir viento en la cara. Se enciende la pantalla e iniciamos un paseo en montaña rusa por los tejados de la ciudad de Santiago, el interior de la Catedral, con final sorprendente...
La siguiente parada fue una pequeña explicación del botafumeiro, el enorme incensario que vuela en la catedral llenándola de un intenso aroma a incienso. Faltaba este aroma, pero estaban las cuerdas para mover el botafumeiro y en la pantalla, la reproducción de lo que sería este vuelo. Por turnos íbamos tirando rítmicamente de estas cuerdas y haciendo volar nuestro propio botafumeiro.
A continuación nos llevaron de carreras, sí, aunque suene extraño. Fuimos a un simulador con forma de carrilana, unos coches impulsados por uno mismo que suelen ser de madera y que en Galicia son muy populares. Dos personas en la parte trasera daban impulso moviendo con los pies dos ruedas de goma y la persona de delante tenía que ir guiando la carrilana. Eran tres y se organizó una carrera por las calles de la ciudad. También resultó muy entretenido.
La siguiente sala era un recorrido por Galicia a vista de pájaro, con fotografías, por lo que, a diferencia del Google Earth, se aprecia el relieve. La azafata nos hizo una demostración de vuelo por Santiago, y algunos de los presentes pidieron "viajar" a otras localidades de Galicia. Resulta interesante, aunque se hace un poco pesado porque el desplazamiento es bastante lento.
Tras el vuelo virtual, llegó el turno del fondo del mar. Otra vez volvimos a ponernos las gafas de 3D y nos introdujimos en un submarino para apreciar los mares gallegos, con su riqueza en fauna y flora, así como un colorido sorprendente para propios y extraños.
La visita finaliza, otra vez en 3D con un recorrido por las cuatro plazas que rodean a la catedral compostelana, con una pequeña explicación de la azafata y música de fondo. En un momento dado hay una tormenta... con sorpresa...
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