El cuerpo de la mujer está en continua transformación preparándose para un eventual embarazo. Cada una de estas etapas tiene sus propias características por lo que es necesario conocerlas a fondo, aunque realmente nunca lo llegaremos a conocer, pero nunca está de más tener una referencia.
Por ejemplo, tras la regla, el óvulo empieza a madurar y los niveles de estrógenos crecen para que la mucosa que reduce el útero aumente su grosos.
En algunas mujeres, pueden darse pequeñas pérdidas de sangre sin importancia. Catorce días después de la regla, siempre que se trate de un ciclo de 28 días, el óvulo maduro abandona el ovario, produciéndose la ovulación.
Durante la segunda mitad del ciclo, el óvulo se desplaza por la trompa de Falopio hacia el útero y al mismo tiempo que aumentan los niveles de progesterona para preparar al cuerpo para un posible embarazo.
Si esto no se produce, los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen y se produce la menstruación. Durante este periodo, se es más susceptible de sufrir sequedad vaginal e infecciones por hongos.
(Fuente: zumodeblogs)
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