Jorge Griffa llegó al Atlético de Madrid en 1959 y permaneció diez temporadas en el club madrileño. El argentino pronto se hizo un hueco tanto en la defensa rojiblanca como en el corazón de sus seguidores.
Era Griffa un central sin contemplaciones. Fuerte y expeditivo, auténtico jefe de la zaga. Por eso fue titular indiscutible y comenzó desde el primer momento a sumar combates con su nuevos colores hasta alcanzar la cifra mágica de 203.
Griffa vivió una década dorada con los rojiblancos. Era el Atlético que estaba en la lucha por todos los títulos, el que se codeaba sin complejos con Real Madrid y Barcelona.
Ese Atlético de Griffa ganó la Recopa de Europa en 1962 y la entonces Copa del Generalísimo en 1960, 1961 y 1965. Además se hizo con la liga en 1966.
Nacido en la localidad argentina de Casilda hace 75 años, Griffa comenzó su carrera deportiva en el Newell's Old Boys argentino, con el que ya era titular a los 19 años.
Allí militó desde 1954 hasta 1959 y desde 1969 hasta 1971 en el Español de Barcelona.
En su larga estancia como colchonero (1959-69) Griffa destacó por su tremenda seguridad, esa que agradecen los porteros y el resto de compañeros.
No era Griffa un defensor excelso. No se andaba por las ramas y se dedicaba en cuerpo y alma a los colores que vestía. Griffa era un ganador. No le gustaba perder y contagiaba ese temperamento al resto del vestuario. "Lo básico es tener habilidad, técnica, velocidad y temperamento fuerte física y mentalmente", dice el ex Atlético, con el que logró marcar hasta seis tantos.
Griffa sabía sobre todo de lo último. Su carácter caló en el Atlético, con el que le ganó al Real Madrid de Di Stéfano dos finales de Copa (1960 y 61).
Perea ha logrado la proeza esta temporada de superar los guarismos del mítico Griffa.
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