Cuando se viaja a un país extranjero, pocas cosas dan más alegría que encontrarse con una preciosa red Wi-fi abierta (y gratuita) desde la que poder conectarnos a Internet sin coste. Así, se pueden subir fotos recién hechas a Facebook, mandar correos electrónicos contando nuestras aventuras, o enterarnos de las noticias de nuestro país.
El benefactor que dejó su Wi-fi desprotegido nos está haciendo un favor muy grande. Pero también es un inconsciente. Este acto implica muchos peligros, ya que si alguien comete un delito a través de Internet habiéndose conectado a través de ese punto de acceso, la policía puede acusar al despreocupado dueño de la red inalámbrica.
Delitos con la firma del propietario
Por ejemplo. Si alguien decide "robar Wi-fi" para descargarse imágenes de contenido pedófilo, las autoridades pueden rastrear y descubrir el número de teléfono asociado a ese punto de conexión. Es como si a alguien le roban el coche para luego cometer un delito con él.
Pero esta situación también se puede producir en redes inalámbricas protegidas con contraseña, ya que está puede ser descifrada por un hacker. Para evitar desagradables sorpresas, enumeramos cinco formas para proteger nuestro Wi-fi.
1. Utiliza siempre contraseñas (claves WEP o WPA)
En España, las empresas que ofrecen conexiones ADSL con routers Wi-Fi suelen instalarlos con una clave WEP o WPA. Suele ser una larga cadena de letras y números intercalados, que es difícil (pero ni mucho menos imposible) de desentrañar para un experto en informática. Aunque siempre existe la opción de cambiar la contraseña por una más sencilla, no es nada recomendable.
Además, no hace falta, ya que en la actualidad, los ordenadores, los móviles y demás dispositivos que se pueden conectar a Internet mediante Wi-fi tienen la capacidad de recordar la contraseña. Así que sólo hace falta escribirla una vez y siempre estaremos conectados.
2. Activa el cortafuegos del router y los filtros MAC
Esta opción se complementa con la anterior para poner las cosas más difíciles a los hackers. Cada aparato conectado a una red Wi-fi tiene un número identificativo llamado MAC (Media Access Control), que funciona como una especie de matrícula. Se puede configurar el router para que sólo acepte intentos de conexiones de determinados aparatos, indicándole los MAC que queremos. Con el cortafuegos interno del router, evitaremos ataques externos de personas que intenten acceder a nuestra red.
Estas dos opciones se activan de diferentes maneras, dependiendo del operador y de la marca del router. Para poder hacerlo, lo más recomendable es llamar al servicio técnico de la empresa con la que tengamos contratado el servicio de ADSL y mirar las instrucciones del router. Lo malo es que el activar alguna de estas dos opciones puede suponer un quebradero de cabeza si se quiere usar internet para jugar a videojuegos (por ejemplo con la consola Xbox 360 y su plataforma Xbox Live) o si queremos conectar un aparato a nuestra red doméstica.
3. Convierte el SSID en invisible
Otra recomendación es la de desactivar la difusión del SSID, un sistema que sirve para localizar nuestra red en un aparato que se quiera conectar a través de un nombre. Por ejemplo, en las conexiones ADSL de Movistar abundan los nombres tipo "WLAN_01". La invisibilidad del SSID hace que nuestra red Wi-fi no aparezca como una red en uso, y por tanto, no aparecerá en la lista de redes inalámbricas disponibles.
Desde el portal de configuración del router se puede activar esta opción. Para poder conectar cualquier aparato, debemos hacer visible el SSID o escribir el nombre de la red en el aparato que nos gustaría conectar a la red. Por ejemplo, en el iPhone y dentro del menú "Wi-Fi" en "Ajustes", existe la posibilidad de conectarse a "Otra red". Dentro, podremos escribir el nombre que le hayamos puesto a esta red invisible.
4. Asigna direcciones IP fijas a tus aparatos
Casi todas las redes Wi-fi domésticas asignan una dirección IP dinámica a los aparatos que se quieran conectar. Es como si automáticamente les dieran una puerta de acceso para poder conectarse a Internet.
Si queremos hacer más segura a nuestra red, lo ideal es activar la opción de IP fijas dentro del menú de configuración de nuestro router y también especificar qué direcciones IP tienen acceso a la red. Este tipo de direcciones son una cadena de número tipo 192.168.1.1. De esta forma y junto al filtrado MAC activo, conseguimos que los hackers tengan muy complicado acceder a nuestro Wi-fi.
5. No te conectes a redes Wi-fi sin seguridad
Si al principio de la entrada describía la felicidad que supone encontrarse con una red Wi-fi abierta, ahora toca hablar de los posibles peligros que supone esta acción. Algunas personas crean redes públicas sin ningún tipo de contraseña ni seguridad, para ser usadas como cebo. En el momento que alguien se conecta a ellas, los hackers tienen acceso a sus dispositivos.
Por ejemplo, si nos conectamos a una de esas redes abiertas, y entramos en la web de nuestro banco, los delincuentes podrían estar monitorizando esa actividad y tendrían nuestras claves de acceso a nuestra cuenta bancaria. O peor aún, podrían acceder a la caché de nuestros dispositivos, memoria que almacena datos como contraseñas y el historial de nuestro navegador, y hacerse con estos datos.
(Fuente: Néstor Parrondo)
El benefactor que dejó su Wi-fi desprotegido nos está haciendo un favor muy grande. Pero también es un inconsciente. Este acto implica muchos peligros, ya que si alguien comete un delito a través de Internet habiéndose conectado a través de ese punto de acceso, la policía puede acusar al despreocupado dueño de la red inalámbrica.
Delitos con la firma del propietario
Por ejemplo. Si alguien decide "robar Wi-fi" para descargarse imágenes de contenido pedófilo, las autoridades pueden rastrear y descubrir el número de teléfono asociado a ese punto de conexión. Es como si a alguien le roban el coche para luego cometer un delito con él.
Pero esta situación también se puede producir en redes inalámbricas protegidas con contraseña, ya que está puede ser descifrada por un hacker. Para evitar desagradables sorpresas, enumeramos cinco formas para proteger nuestro Wi-fi.
1. Utiliza siempre contraseñas (claves WEP o WPA)
En España, las empresas que ofrecen conexiones ADSL con routers Wi-Fi suelen instalarlos con una clave WEP o WPA. Suele ser una larga cadena de letras y números intercalados, que es difícil (pero ni mucho menos imposible) de desentrañar para un experto en informática. Aunque siempre existe la opción de cambiar la contraseña por una más sencilla, no es nada recomendable.
Además, no hace falta, ya que en la actualidad, los ordenadores, los móviles y demás dispositivos que se pueden conectar a Internet mediante Wi-fi tienen la capacidad de recordar la contraseña. Así que sólo hace falta escribirla una vez y siempre estaremos conectados.
2. Activa el cortafuegos del router y los filtros MAC
Esta opción se complementa con la anterior para poner las cosas más difíciles a los hackers. Cada aparato conectado a una red Wi-fi tiene un número identificativo llamado MAC (Media Access Control), que funciona como una especie de matrícula. Se puede configurar el router para que sólo acepte intentos de conexiones de determinados aparatos, indicándole los MAC que queremos. Con el cortafuegos interno del router, evitaremos ataques externos de personas que intenten acceder a nuestra red.
Estas dos opciones se activan de diferentes maneras, dependiendo del operador y de la marca del router. Para poder hacerlo, lo más recomendable es llamar al servicio técnico de la empresa con la que tengamos contratado el servicio de ADSL y mirar las instrucciones del router. Lo malo es que el activar alguna de estas dos opciones puede suponer un quebradero de cabeza si se quiere usar internet para jugar a videojuegos (por ejemplo con la consola Xbox 360 y su plataforma Xbox Live) o si queremos conectar un aparato a nuestra red doméstica.
3. Convierte el SSID en invisible
Otra recomendación es la de desactivar la difusión del SSID, un sistema que sirve para localizar nuestra red en un aparato que se quiera conectar a través de un nombre. Por ejemplo, en las conexiones ADSL de Movistar abundan los nombres tipo "WLAN_01". La invisibilidad del SSID hace que nuestra red Wi-fi no aparezca como una red en uso, y por tanto, no aparecerá en la lista de redes inalámbricas disponibles.
Desde el portal de configuración del router se puede activar esta opción. Para poder conectar cualquier aparato, debemos hacer visible el SSID o escribir el nombre de la red en el aparato que nos gustaría conectar a la red. Por ejemplo, en el iPhone y dentro del menú "Wi-Fi" en "Ajustes", existe la posibilidad de conectarse a "Otra red". Dentro, podremos escribir el nombre que le hayamos puesto a esta red invisible.
4. Asigna direcciones IP fijas a tus aparatos
Casi todas las redes Wi-fi domésticas asignan una dirección IP dinámica a los aparatos que se quieran conectar. Es como si automáticamente les dieran una puerta de acceso para poder conectarse a Internet.
Si queremos hacer más segura a nuestra red, lo ideal es activar la opción de IP fijas dentro del menú de configuración de nuestro router y también especificar qué direcciones IP tienen acceso a la red. Este tipo de direcciones son una cadena de número tipo 192.168.1.1. De esta forma y junto al filtrado MAC activo, conseguimos que los hackers tengan muy complicado acceder a nuestro Wi-fi.
5. No te conectes a redes Wi-fi sin seguridad
Si al principio de la entrada describía la felicidad que supone encontrarse con una red Wi-fi abierta, ahora toca hablar de los posibles peligros que supone esta acción. Algunas personas crean redes públicas sin ningún tipo de contraseña ni seguridad, para ser usadas como cebo. En el momento que alguien se conecta a ellas, los hackers tienen acceso a sus dispositivos.
Por ejemplo, si nos conectamos a una de esas redes abiertas, y entramos en la web de nuestro banco, los delincuentes podrían estar monitorizando esa actividad y tendrían nuestras claves de acceso a nuestra cuenta bancaria. O peor aún, podrían acceder a la caché de nuestros dispositivos, memoria que almacena datos como contraseñas y el historial de nuestro navegador, y hacerse con estos datos.
(Fuente: Néstor Parrondo)
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