En realidad los labios no son rojos, sino de un tono rosáceo o bermellón, de mayor o menor intensidad en unas u otras personas.
El hecho de que nuestros labios tengan un tono de color diferente al del resto de nuestro rostro y/o cuerpo se debe a las finas capas de piel que lo protegen y cubren.
Esto hace que muestren ese color debido a la sangre que hay en los vasos capilares bajo esa piel.
Este motivo también es el que influye para que, cuando hace mucho frío, a algunas personas se le pongan los labios de un tono azulado.
Desde hace muchos siglos se ha asociado el color de los labios de una persona con el estado de salud de ésta. Cuanto más intenso es el bermellón de los labios mejor era su salud.
En la antigüedad muchas mujeres pintaban sus labios para parecer más atractivas a los hombres y/o enmascarar alguna posible falta de salud.
De ahí que, para muchas personas, puedan parecerles tan atractivos y atrayentes unos labios pintados de un rojo intenso.
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