1. Se recomienda la realización de actividad física moderada o vigorosa durante un mínimo de 60 minutos diarios, pudiendo repartirse en dos o más sesiones, en su mayor parte aeróbica e intercalando actividades vigorosas para el fortalecimiento muscular y óseo 3 veces por semana. La actividad física durante más de 60 minutos aporta beneficios adicionales para la salud.
2. No al sedentarismo. Cualquier tipo de actividad cotidiana es mejor que la opción sedentaria. Camina, utiliza la bicicleta y sube por las escaleras. Asegura el tiempo de estudio y de aprendizaje. Limita el tiempo frente al televisor y otro aparatos electrónicos.
3. Diversión y juego. Son preferibles las actividades en grupo, divertidas y al aire libre.
4. Seguridad. El entorno físico debe ser adecuado y sin peligros. Haz caso de las normas de seguridad para la práctica de deporte.
5. En cualquier condición de salud. La actividad física adaptada a cada situación mejora globalmente el estado de salud y la evolución de los niños con enfermedad crónica y discapacidad.
6. Cuestión de hábitos. La práctica de ejercicio físico debe ser un hábito saludable desde la infancia. Los hábitos se mantienen fácilmente con el tiempo y se echan de menos cuando faltan.
7. Actividad prioritaria. Incorporar el ejercicio físico entre las actividades diarias de tu hijo. Aprovecha las actividades extraescolares e invierte en su salud.
8. Da ejemplo. Realiza ejercicio físico y planifica actividades en familia si quieres que tu hijo sea activo.
9. Hidratación. Asegura el aporte de líquidos, sobre todo cuando la actividades es intensa y el ambiente caluroso.
10. Alimentación variada y equilibrada. Pilar fundamental para la salud junto con la actividad física.
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