Los adultos deben comportarse y no hacer uso de:
- Chantaje emocional. No usar frases como: "Eres malo y no te quiero" o "cómo me puedes hacer sufrir tanto". Es mejor decir: "Te quiero mucho, pero me enfado cuando saltas encima del sofá".
- Amenazas. No recurramos a la amenaza para que el niño obedezca. Puede resultar eficaz en el momento, pero desarrollará miedos posteriores o acabará amenazándonos a nosotros y también a los demás.
- Negociación de las normas o justificación de nuestra actitud. No hay que darle opciones para elegir; hasta los cinco años el niño no es capaz de tomar decisiones sencillas entre dos o tres alternativas. Los niños pequeños no entienden de tratos y les confunde alto que traducen como un cambio continuo de la norma sin saber a qué atenerse. Como consecuencia, dejan de respetarla.
- Risas mientras damos una orden. Haga lo que haga el niño, no debemos eludir la seriedad que el momento necesita y no podemos permitir que interprete que estamos jugando o que las normas son algo que se puede tomar a broma.
- Forcejeos y descalificaciones. Por supuesto, no debemos recurrir a ningún tipo de forcejeo o descalificación para obligar al cumplimiento de la norma. Existen otras muchas formas de hacer cumplir una orden, como dejar de atender cualquier actividad que inicie el niño y repetirle el mensaje: "Cuando hagas lo que te he dicho, te atiendo".
FUENTE | El manual de Supernnany (2007) Extracto
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