Un fenómeno llamado el efecto Zeigarnik, por la psicóloga rusa Bliuma Zeigarnik, indica nuestra tendencia a pensar una y otra vez sobre aquellas cosas que hemos comenzado pero que aún no hemos completado, esa lista de tareas que llevamos en la cabeza. Las listas lo hacen manejable: el acto de escribir las tareas nos impulsará a llevarlas a cabo, pero más importante, el conocimiento de que están anotadas nos hará dejar de pensarlas de manera constante, puesto que perdemos el temor de olvidar.
Hacer listas, pues, nos ayuda a sentir que el mundo es susceptible de ser controlado, que podemos dividirlo en una cantidad de piezas y contenerlo en un papel. Usar tu lista como un mapa de acciones a tomar te ayudará a mantener la concentración, y en consecuencia a lograr más tareas durante tu jornada y a disminuir la procrastinación, que con frecuencia deriva del desconocimiento de la siguiente tarea o de cómo exactamente llevarla a cabo. Por último, la sensación que genera el acto de tachar algo de tu lista una vez que lo has hecho produce un estímulo de logro que te impulsará a continuar trabajando. Sin importar si las haces en aplicaciones digitales o en papel, nunca debes subestimar el poder de una lista para ayudarte a poner tu vida en orden y a motivarte a ser más creativo y productivo.
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