Hay sucesos fúnebres que cambian vidas. La mayoría de las veces tan sólo provocan un giro en la existencia de quienes se ven implicados en ellos. Alguien muere y su ejemplo, o el impacto emocional, o la necesidad de cubrir el hueco que deja, lleva a otra persona a replantearse cómo quiere afrontar su propia vida. En el caso de Geraldine Gueron un fallecimiento marcó el proyecto vital y profesional con el que está absolutamente comprometida; como ella misma ha relatado en varias ocasiones, todo empezó “después de la inesperada muerte del padre de Daniel Nofal a causa de una forma muy agresiva de linfoma de Hodgkins. Él era una persona joven, feliz, que gozaba de buena salud. Su repentina condición, y posterior muerte, dejó perplejos a los médicos que lo trataron. A partir de este episodio nos surgieron varias preguntas relacionadas a su enfermedad: ¿cómo una persona sana podía desarrollar una enfermedad tan agresiva?, ¿qué se estaban perdiendo los médicos?, ¿habían pasado por alto ciertos hábitos de vida? Esto nos motivó a formar un equipo y comenzar a desarrollar DataDonors. Lo que buscamos es comprender las bases de la salud humana”.
Geraldine Gueron, doctora en Química Biológica por la universidad de Buenos Aires, y Daniel Nofal, empresario y emprendedor, son los fundadores de DataDonors, una gigantesca base de datos que funciona como una especie de wikipedia de la salud, recogiendo millones de datos de personas de todo el planeta. La premisa de la que partieron Gueron y Nofal para arrancar su idea fue sencilla: si diariamente la gente comparte una inmensa cantidad de información de forma voluntaria a través de aplicaciones como Facebook, Twitter, Runtastic o similares, ¿por qué no aprovechar todos esos datos para salvar vidas?
DataDonors está financiada por una fundación sin ánimo de lucro, The WikiLife Foundation, y destila lo mejor de la nueva cultura digital: es un proyecto colaborativo y democrático. Cualquiera puede acceder y compartir esa información -de forma absolutamente anónima- y ponerla a disposición de todo el mundo (investigadores, laboratorios, médicos) en cualquier punto. Esto permitirá hacer evaluaciones mucho más precisas de cada dolencia y buscar, también en conjunto, posibles soluciones. Porque, como afirma Gueron, “No hay una ecuación para todos. Somos todos distintos. Nuestra salud depende dónde vivo, de lo que como, del aire que respiro, de cómo son mis genes... y toda esa información no la tiene el médico y no la tiene el test genético. La tenemos nosotros en esa computadora disfrazada de teléfono que sabe muchas cosas de uno”. Es necesario un tratamiento más individualizado en medicina. Por eso, y porque sabe que su labor es importante y no requiere de un gran esfuerzo para nosotros, se atreve a hacer un llamamiento “dona tus datos, podemos cambiar la forma de pensar y la forma de hacer las cosas”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
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