En 1898, los partidarios de combatir la presencia extrajera habían alcanzado cotas de poder en el Gobierno chino y buscaron un acuerdo con los bóxer. La protesta antioccidental se inició con agresiones contra personas y bienes extranjeros, aparentemente condenados por la corte, pero con el beneplácito de la emperatriz Tze Hsi. Las acciones aumentaron en 1899 (cortes de líneas de telégrafo, destrucción de las vías de ferrocarril) y fueron asesinados 231 europeos y miles de chinos cristianos. Los bóxer entraron en Pekín en mayo de 1900, hecho que motivó el envío en junio de un contingente de tropas occidentales (2.100 hombres) con la misión de proteger la línea del ferrocarril que unía la ciudad con Tianjin. El nombramiento de un príncipe xenófobo, Duan, como ministro de Asuntos Exteriores el día 10 del mismo mes, mostró el apoyo de palacio a la revuelta. La emperatriz ordenó la detención y el regreso de la columna occidental tres días más tarde. Una semana más tarde los bóxer conminaron a abandonar Pekín a los extranjeros bajo la amenaza de ejecución. El conflicto derivó en una sublevación general el 18 de junio de 1900 y los extranjeros se refugiaron en la zona diplomática, donde organizaron un ejército con 500 hombres pertenecientes a los países presentes en China (Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Japón, Rusia, Alemania, Austria-Hungría e Italia, si bien el 50% de los integrantes eran japoneses), al que se unieron las tropas enviadas para proteger la vía férrea. El 20 de junio, el embajador alemán fue asesinado y, al día siguiente la emperatriz declaró la guerra a las potencias ocupantes. El sitio duró seis semanas, hasta que el 14 de agosto una fuerza internacional ocupó la ciudad. La emperatriz huyó y la coalición multinacional efectuó una represión implacable. La rebelión acabó con un acuerdo entre las potencias occidentales y China, conocido como el Protocolo de 1901, que supuso una gravosa indemnización (333 millones de dólares), la mitad del producto nacional bruto) y que preveía estacionar en Pekín al ejército aliado y desmantelar las fortificaciones chinas....el resto de la historia es mejor que la escuchéis en la voz del maestro Juan Antonio Cebrian
Historia de 55 dias en Pekin en audio
(Fuente: educahistoria.com)
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