Aunque son muy escasos los datos que se poseen sobre la vida de este valeroso guerrero, a excepción de sus hazañas frente a los romanos, sabemos que tenía fama de ser generoso y austero, así como de poseer gran corpulencia física. Respecto a su talento estratégico dio sobradas pruebas en las batallas, siendo en cierto modo, el creador de la guerra de guerrillas. .
Nació en algún punto de la Sierra de la Estrella entre España y Portugal en el año 139 a.C.
Fue pastor durante su juventud pero la llegada de los romanos irrumpió en la vida de aquellos pueblos a los que asaltaban, asesinaban y esclavizaban, Viriato, ante aquellos trágicos acontecimientos se puso al mando de unos cuantos hombres, que más tarde llegarían a ser 10.000, para hacer frente al invasor mediante la práctica de las emboscadas, obteniendo importantes victorias.
Fueron tales en importancia y en número, que llenó de pavor al senado romano, enviando contra él a sus mejores generales siendo todos ellos igualmente derrotados.
Tras casi ocho años de cruentas guerras (147-139 a. de J.C.), los romanos firmaron la paz con ventajosas condiciones para Viriato, declarándolo el Senado “amigo del pueblo romano”, pero llegado a Hispania el nuevo cónsul Servilio Cepión rompió el tratado con el beneplácito del Senado y ataco a Viriato por sorpresa, teniéndose éste que retirar urgentemente a Toledo.
Deseando Viriato la paz, envía a tres de sus más prestigiosos capitanes para ratificarla: Audaz, Ditalco y Minuro. Recibidos con honores por Cepión, éste les convenció para asesinar a Viriato, por cuyo servicio Roma les premiaría como se merecían.
Una noche del año 139 a. de J.C., estando durmiendo en su tienda, irrumpieron en ella los tres capitanes apuñalándolo hasta su muerte. Tras ello, los tres traidores huyeron al campamento de Cepión, desde donde fueron trasladados a Roma. Allí fueron conducidos ante el Senado, donde, al reclamar su recompensa, recibieron por respuesta la frase que se haría célebre:“Roma no paga traidores”.
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